¿Cómo honrar a tu padre y a tu madre?

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Desde niña, me enseñaron este mandamiento. Es el quinto mandamiento con una promesa. La promesa es que tendrás una larga vida (Éxodo 20:12). ¡Wow! Es asombroso, sobre todo si tenemos en cuenta que la esperanza de vida promedio de un ser humano es de 75 años. De niños y adolescentes, todos hemos pasado por una etapa de rebeldía o en la que creíamos saberlo todo y que nuestros padres no sabían nada. Pensábamos: «Están desconectados», «no saben nada». Pero como siempre decía mi madre: «Cuando venías, yo iba y volví varias veces». En resumen, no hay nada nuevo bajo el sol.

A medida que envejecemos y formamos nuestras propias familias, muchos creen que ya no tenemos que honrar a nuestros padres, y que honrarlos es algo que solo hacemos cuando somos menores de edad y estamos bajo su cuidado. Muchos creen que al casarnos o mudarnos, este mandamiento no aplica.

La Biblia enseña lo contrario. Jesús lo expresó muy claramente en Marcos 7:8-13. Se propuso exponer a la comunidad religiosa (fariseos y escribas) por haber olvidado honrar a su padre y a su madre, invalidando así la Palabra de Dios. Cuando una persona se casa, su esposa e hijos se convierten en la prioridad. Nada supera a la familia nuclear ni al cónyuge; sin embargo, no olvidamos a nuestros padres ni descuidamos honrarlos.

Esto me lleva a la pregunta: ¿Qué significa honrar a tu madre y a tu padre? O mejor aún, ¿cómo honramos a nuestros padres de niños, como jóvenes, y ya de adultos?

Cómo honrar a tus padres:

  1. Muestra respeto: escucha sus historias, pensamientos y sentimientos. ¿Cuáles son sus intereses? Háblales con amabilidad. Sé cortés y cariñoso. No los insultes ni seas grosero. No los menosprecies ni los hagas sentir inferiores. Anímalos, motívalos y anímalos. Tenlos en alta estima. Escucha sus consejos.
  2. Pasa tiempo valioso con ellos: visítalos a menudo, sal a caminar por el parque, llévalos a restaurantes, cocínales una comida o ve a almorzar a su casa. A la mayoría de las madres que conozco les encanta cocinar para sus hijos, hijos adultos o nietos. Habla con ellos regularmente por teléfono. Nunca sabes cuándo tendrás esa última conversación. Ve a la iglesia con ellos, cuida el jardín con ellos. Pídeles que te ayuden si esta es su especialidad. Sé que mi madre tiene una mano verde. Todo lo que toca en el mundo vegetal florece. Cocinen juntos, vayan de compras, pasen el rato en la playa y hablen. Haz un esfuerzo para llevar a tu madre o a tu padre de vacaciones o de viaje. Hay un tiempo para la familia nuclear y hay un tiempo en el que puedes compartir vacaciones y honrarlos.
  3. Apóyalos financiera y/o emocionalmente: ora con ellos, escucha sus historias, ayúdalos con los recados, el pago de facturas o las tareas del hogar. Si tu madre o padre tienen ingresos fijos y limitados, ayúdalos económicamente. Dales dinero. Establece un presupuesto para apoyarlos mensualmente. Créeme que no solo ayuda, pero demuestra amor, gratitud y aprecio. Si tu madre es viuda, asegúrate de cubrir sus necesidades lo mejor que puedas. Incluye esto en tu presupuesto como un aroma grato para Dios. Recuerda que la verdadera religión es ayudar a las viudas y huérfanos en sus momentos de necesidad.
  4. Gratitud: Diles a menudo que eres bendecida por tenerlos en tu vida. Diles que los amas y que los necesitas. Hazles saber que le rezas a Dios para que lleguen a los 100 años. Cuando tu jardín crezca hermoso, agradéceles los consejos y las enseñanzas. Demuéstrales que los amas celebrando su cumpleaños, aniversario, Navidad y el Día de la Madre. Regálales cosas que digan “Te amo y soy bendecida por tenerte en mi vida”.
  5. Defiende sus enseñanzas, fe y valores familiares: mis padres me enseñaron humildad y bondad con todos, grandes o pequeños, pobres o ricos. En mi familia, mis padres me inculcaron la generosidad y la inclusión. Me enseñaron a perdonar y a nunca excluir a la familia. A esforzarme siempre por hacer que la familia se sienta bienvenida. Que lo vean. Demuéstrales con acciones tu servicio a los demás, ya sea agasajando a los demás en una reunión familiar con comida, risas y amabilidad, o en un evento familiar especial. Muéstrales que el fruto del Espíritu es evidente en tu vida.
  6. Busca su consejo y sabiduría: pídeles consejo. Les da valor e importancia. Pídeles que oren por ti en momentos difíciles. Habla sobre conflictos, traumas y resuelve heridas y decepciones pasadas que sucedieron entre familiares. Conversa sobre las lecciones aprendidas.
  7. Muestra compasión y amor: Escúchalos, abrázalos y bésalos con frecuencia. Abrázalos porque una vez fuiste niño. Te cuidaron y te cuidaron hasta la salud, y se quedaron despiertos hasta tarde, pasando muchas noches en vela. Curaron tus heridas y te defendieron del mundo en momentos difíciles.

Entiendo que no todos los hijos tuvieron una crianza sana y feliz. Entiendo que algunos padres pudieron haber sido crueles y poco amorosos. Entiendo que, en ciertas circunstancias, es necesario establecer límites para la paz y la armonía personal y de su matrimonio/familia. Pero también sé que podemos ser mejores y hacer las cosas mejor. También sé que Dios es amor. También sé que la Biblia nos enseña a amar y orar por nuestros enemigos. También sé que debemos perdonar. También sé que si le pedimos a nuestro Padre Celestial, él nos dará un momento “Manasás”, es decir, nos hará olvidar el dolor de nuestra familia. Hoy, si este es tu caso, pídele al Señor que sane tu corazón para que tú también puedas honrar a tus padres, aunque no lo merezcan. Seamos realistas, nosotros tampoco merecemos el perdón de Dios. No merecemos su misericordia ni su gracia. Sin embargo, él envió a su Hijo a morir en la cruz por nosotros. Quizás no puedas hacer todo lo de esta lista. Quizás solo puedas hacer una cosa. Entonces, empieza por ahí.

Al mismo tempo, no dejes que el ajetreo de la vida, las preocupaciones de este mundo y nuestro propio egoísmo te roben la bendición de honrar a tu padre y a tu madre. Amar a los demás como a ti mismo empieza en casa, con tus padres. Sé amor y demuestra amor a quienes te dieron la vida. Dios lo ve todo.

Mucho amor,

Karly XOX

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